La sala de estar quedó en silencio por un momento. Luciano levantó la cabeza para ver a Roxana dormir con Estela en brazos. Como sostenía a la niña, la posición era incómoda, así que no podía estar durmiendo con tranquilidad y cada vez que se despertaba para moverse un poco, la abrazaba con más fuerza. Ver eso conmovió a Luciano.
Catalina volvió a aparecer para ver cómo estaba Estela. Acababa de llegar al sofá cuando su empleador le hizo un gesto para que bajara la voz, por lo que caminó en puntas de pie y al ver al dúo madre e hija durmiendo en el sofá, esbozó una sonrisa. «En efecto, el vínculo entre una madre y su hija nunca se puede romper. No se han visto en años, pero la señorita Estela es apegada a ella por instinto y la señorita Jerez adora a su niña».
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