Capítulo 726 No puedo perdonarte
A la mañana siguiente, mientras Roxana estaba desayunando con los niños antes de llevarlos a la escuela, sonó el timbre de su puerta. Esto hizo que los chicos y Roxana se vieran entre ellos teniendo el mismo pensamiento en mente: Luciano y Estela habían llegado, después de todo, ambos solían llegar a la casa a esa hora, así que, sin dudarlo, Roxana se puso de pie y fue directamente a la puerta, sin embargo, quien entró fue su mejor amiga y en su rostro se podía leer la ansiedad.
—¿Pasó algo? —preguntó Roxana con desesperación.
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