En la comisaría, Benjamin se sirvió una doble taza de café para mantenerse despierto y ordenó a los agentes llevar de vuelta a Viviana a la celda de detención, deteniendo el interrogatorio. Más tarde, interrogó a los dos agentes encargados del procedimiento, pero los resultados fueron decepcionantes.
Viviana demostraba una fortaleza mental sorprendente. Sin importar la intensidad del interrogatorio, su expresión permanecía imperturbable. Benjamin había estado observando atentamente sus pupilas, pero no conseguía sacar nada en claro.
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