Las dos mujeres de la sala parecían haber oído el ruido de fuera y se calmaron rápidamente. Segundos después, Frida se levantó y abrió la puerta. Al ver a los hombres, se asustó tanto que tuvo que apretar los puños con fuerza para calmarse.
—Luciano, ¿has venido a visitar a Abril? Sus heridas son bastante graves. Yo la culpo...
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