―¿Qué pasa? Me he dado cuenta de que no has bebido vino. ―Jael miró de repente a la persona que estaba a su lado y preguntó preocupado―: ¿Te encuentras mal? ¿Qué te ocurre? ¿Quieres que te eche un vistazo? ―Mientras hablaba, alargó la mano para tomar la muñeca de Roxana.
Ella apretó los labios y esbozó una débil sonrisa.
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