Tras llegar a tierra, Luciano y Roxana se apresuraron a ver a Estela para comprobar su estado.
Ella había bebido un sorbo de agua y poco a poco empezó a calmarse. ―¡Papá, mamá, estoy bien! Cuando me caí a la piscina, el delfín bebé también saltó tras de mí. Lo he visto. Seguro que intentaba salvarme.
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