Mientras tanto, en el instituto de investigación, Camilo no dejaba de hablar de los méritos de Luciano mientras ayudaba a transportar las hierbas medicinales. Sin embargo, Roxana no se conmovió. Camilo llegó a su límite y se marchó después de eso. Durante el camino de regreso al Grupo Fariña, el resentimiento crecía dentro de él. Incluso cuando se dirigió a la oficina del presidente para reportarle a Luciano, su rostro era tan oscuro como una tormenta.
―¿Por qué esa expresión?
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