Al día siguiente, Estela salió de la cama y esperó afuera de la habitación de Luciano. Aún quería convencerlo de que fuera a acampar con ellos. Cuando Luciano abrió la puerta y estaba a punto de salir, notó que la niña estaba parada frente a él. Luciano sabía bien sus intenciones. En lugar de darle oportunidad de hablar, dijo:
—Ven. Vamos a desayunar. La señorita Jerez llegará pronto.
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