Roxana se puso cómoda en su asiento, no se atrevió a enfrentar la mirada de todos. Mantuvo la vista baja y le dio las gracias a Luciano, quien no respondió. En lugar de eso, la miró en silencio antes de regresar a su asiento frente a ellos.
El instructor de buceo; quien acompañó a Roxana en el agua, subió las escaleras con habilidad y le regresó la cámara. Cuando estaba a punto de ayudarla a quitarse el equipo, miró de manera inconsciente a Luciano, preocupado de que tal vez se molestaría por acercarse tanto a ella. Por suerte, Luciano no respondió esta vez. Solo entonces el instructor continuó con su tarea.
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