Roxana lanzó un suspiro de alivio. Pudo comprobar que, aunque Estela estaba un poco fuera de lugar, los demás niños se acercaban a ella con entusiasmo y jugaban con ella. Sin embargo, antes de que pudiera sentirse totalmente tranquila, vio que Estela soltaba un aullido.
Los niños que estaban saltando también detuvieron sus acciones uno a uno. Sintiendo que se le apretaba el corazón, Roxana miró instintivamente en dirección a Pamela. Era evidente que a Estela le pasaba algo, y Pamela probablemente podía verlo desde donde estaba.
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