Al llegar al pasillo con mejor ventilación, Jael preguntó preocupado a Roxana por su estado: —¿Cómo te encuentras?
Él también había estado cerca de la abertura del frasco, pero sus síntomas de envenenamiento no eran tan graves porque reaccionó a tiempo. A Roxana le daba vueltas la cabeza. Aun así, se obligó a no sucumbir al vértigo. Con la mirada fija en la entrada del centro de investigación, preguntó: —¿Todo el mundo ha salido del edificio?
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