Roxana asintió y, luego, les indicó a los niños que saludaran a su maestra. Justo antes de irse, posó inconscientemente su mirada en Estela, quien al ver que los tres estaban a punto de irse se levantó ansiosa. Preocupada por si se caía, la maestra la sujetó con rapidez. Tras una breve vacilación, Roxana no pudo evitar preguntar preocupada.
—¿Es...?
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