Como Roxana era consciente de que Magalí había buscado a los niños dos días seguidos, ese día planeó ir ella misma. Así que, por la tarde, luego de terminar su trabajo, se dirigió a la residencia Quevedo. Cuando llegó, examinó a Alfredo para asegurarse de que no había ninguna complicación antes de continuar su tratamiento de acupuntura. Mientras esperaba el momento de retirar las agujas, Jonatan se acercó con un documento en la mano.
—Doctora Jerez, aquí está el contrato que he preparado. Si le parecen bien los términos, puede firmarlo.
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