Tras enterarse de que Roxana fue quien encontró a Estela, Sonia dejó de reprenderla y se dedicó a consolar a Estela, quien seguía llorando mientras la mujer la abrazaba. Un rato después, Estela agotó su energía y finalmente dejó de llorar.
—Eres una buena niña, Ela. —Sonia le dio unas palmadas en la espalda—. La señora Pedrosa te adora. Ella te hizo enojar por accidente, así que ¿puedes perdonarla?
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