Al salir del hotel, la mente de Abril se quedó en blanco. No tenía ni idea de qué hacer a continuación. No podía volver a la mansión de las afueras, ya que Luciano la tendría vigilada. Lo mismo podía decirse del hotel.
Desesperada, llamó a Frida. Esta, que ya dormía profundamente, fue despertada por el timbre de su teléfono. Cuando estaba a punto de cortar la llamada por reflejo, se despertó al ver el identificador de llamadas. Fue entonces cuando un destello de fastidio brilló en sus ojos.
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