Luciano solo inclinó su cabeza hacia Abril con apatía antes de llevar a Estela hacia la mansión. Detrás de ellos, Abril observó sus espaldas y un destello peculiar revoloteó en sus ojos.
«Por lo que sé, Roxana y Luciano no se han visto desde esa noche. ¡Ja! Es evidente que esa perra se dio cuenta de cuál es su lugar y se rindió. Si ese es el caso, debo aprovechar esta oportunidad aún más y asegurar mi lugar como la futura señora de la familia Fariña»
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