Luciano notó la manera en la que estaba actuando, y los brazos que la llevaban se tensaron. Los tres niños se sujetaron de la ropa de Luciano mientras los seguían. Sus ojos estaban fijos en la mujer de sus brazos. Luciano llevó a Roxana todo el camino hasta la clínica más cerca. Una vez que llegaron, la sentó con cuidado en una silla.
Estaba claro que el doctor de la clínica había lidiado con ese tipo de lesiones antes, puesto que la estaba dando recomendaciones mientras limpiaba su herida.
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