Roxana se quedó boquiabierta, pues no esperaba que Luciano accediera tan fácilmente a su petición. Por fin recobró el sentido cuando Estela vino corriendo hacia ella, sollozando después de que su padre la dejara en el suelo.
—Señora Jerez... — La chica rodeó rápidamente con sus brazos el muslo de Roxana.
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