Cuando se instalaron en las habitaciones, ya era de noche. Pilar llevó a los padres al restaurante que el jardín botánico había preparado para ellos, por lo que Roxana llevó a Andrés y a Bautista a comer.
En el restaurante había muchos más empleados del jardín botánico que cuando bajaron del autobús y eso no le gustó a Estela, por lo que, sin apartar los ojos de Roxana, la siguió de cerca. Al instante, la joven sintió la mirada de la niña sobre ella y se dio vuelta y se sintió angustiada al ver la tímida expresión de la pequeña. De inmediato, dejó que Andrés y Bautista se tomaran de la mano, lo cual le permitió liberar una mano para tomar la de Estela.
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