Capítulo 798 Solo cuando ella está cansada
Sin decir nada, Luciano se acercó para agarrar la mano de Roxana y tirar de ella para abrazarla; Jael, por su parte, sabía sus límites y aunque él la estaba sosteniendo, no usó mucha fuerza, así que Luciano fue capaz de quitársela con facilidad.
―¿Qué está haciendo, señor Fariña? La doctora Jerez me dio permiso de llevarla a casa, ¿cómo le explicaré si se entera de que se la entregué a usted? ―preguntó Jael, frunciendo el cejo, mientras que el ascensor se detuvo en el primer piso.
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