Durante los siguientes días, Estela jugó con Roxana en la casa, pero no tenía con quién hacerlo en el jardín de infantes. Solo observó cómo Andrés y Bautista interactuaban con otros niños y la ignoraban por completo. A fin de cuentas, juntó coraje y corrió hacia ellos. Los niños se miraron entre ellos serios.
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