Mientras tanto, Abril se encontraba en un hotel y ya se había puesto al tanto de todo lo que había ocurrido en el transcurso de dos días. Se sentía exaltada al descubrir que la comunidad en línea cuestionaba a Roxana, aunque desconocía quién era la mente maestra detrás de ello.
«¡Ja! Estoy segura de que esa perra no podrá recuperarse de un ataque tan agresivo por el internet; de esa manera, solo será cuestión de tiempo para que sea obligaba a abandonar el país sin que yo tuviera que mover un dedo. Por fin tendré a Luciano para mí sola cuando llegue ese día». Como tal, Abril siguió prestándose suma atención a las discusiones en línea con la idea de que los internautas continuarían su ataque y reprensión sobre Roxana, pero quedó horrorizada cuando las cosas dieron un giro inesperado más tarde esa misma noche. La primera ola de ira que la azotó fue cuando el Grupo Quevedo publicó sus declaraciones, lo que le hizo la noche imposible para dormir mientras que se preguntaba cómo podía hacer que la situación estallara en proporción; para su mala suerte, la misma situación solo empeoró cuando Yesenia presentó su disculpa pública y confesó que había esparcido esos rumores desagradables tan solo porque estaba celosa.
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