Luciano le echó un vistazo a su hija a través del retrovisor mientras que conducía hacia su oficina y frunció el ceño.
—Te enviaré para allá —dijo Luciano en voz baja. Su plan inicial consistía en pedirle a Camilo que la llevara, pero reconoció que a él le sería difícil lidiar con Estela más tarde cuando tomaba en consideración el estado actual de la pequeña; ante eso, le llamó a Camilo al momento siguiente, quien contestó al poco tiempo.
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