Ya se había hecho de noche cuando Roxana se fue de la sala de operaciones. Vio el cielo oscuro y se dio cuenta de que llegaba tarde para buscar a los niños, así que enseguida se cambió de ropa y se apresuró hacia el jardín.
En la entrada, vio a la distancia a un hombre con las manos en los bolsillos de pie al lado de un banco. Los niños estaban sentados juntos y comían hamburguesas con la cabeza agachada. Roxana no pudo evitar detenerse cuando los vio. Parecía que Luciano pudo percibir su mirada porque levantó la cabeza hacia ella. Luego, centró su atención en los niños y les dijo algo, ya que, tras eso, los tres se giraron hacia ella. Cada uno tenía una hamburguesa a medio comer cuando corrieron hacia ella. Arrepentida, Roxana se agachó y les acarició la cabeza.
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