Los ojos de Milena eran suaves, su expresión cariñosa. Extendió la mano para acariciar el rostro de Jacobo. Milena por fin había recuperado el conocimiento.
―¡Mamá! Mamá, ¿estás bien? ―Jacobo estaba encantado, evaluando el comportamiento actual de Milena. El aura maliciosa había desaparecido por completo.
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