―¡Carmen, deja de actuar! Voy a ocuparme de la infección de mi marido. Tú ya te has infectado, ¡y ahora estás sola!
Inicialmente, Roxana titubeó en hablar, pero luego se dio cuenta de que Carmen persistía en amenazar a Luciano a pesar de que pronto enfrentaría las consecuencias de sus acciones. Una mirada compasiva se reflejó en sus ojos mientras recordaba a Carmen la gravedad de la situación. «¡Qué mujer tan tonta!».
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