Luciano no dejó que Roxana presenciara el proceso de exhumación y, en su lugar, tiró de ella hasta la entrada del cementerio para que esperara.
―No te preocupes, cariño. Estos oficiales son muy profesionales. Sólo tienen que llevarse unos huesos para analizarlos. Una vez hechas las pruebas, los huesos se devolverán intactos. No se perderá nada ―la tranquilizó.
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