Roxana llevó a la niña al sofá de la sala de estar. Los dos niños no tardaron en traerle el maletín médico y se sentaron a un lado para ver cómo se curaba la herida. Roxana tomó el maletín que le dieron los niños y les agradeció. Justo cuando sacó la crema para quemaduras, se dio cuenta de que se había lastimado el brazo dominante, el derecho, y, por lo tanto, le resultaría difícil utilizar la mano izquierda.
—¡Mami, déjame ayudarte! —Andrés se ofreció con amabilidad mientras extendía la mano hacia ella con la esperanza de ayudarla.
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