Después de dejar a los niños en la cama, Luciano y Roxana se miraron. El segundo piso tenía que quedarse desocupado, y solo había una habitación de visitas en el primer piso. El único qué quedada era el de Lisa. Mientras que Roxana se preguntaba dónde podía dormir Luciano, el hombre ofreció:
―Puede quedarme en el sofá.
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