Ante la acusación de Luciano, todos se apresuraron a explicar: —¡Es eficaz! Cuando estabas dentro hace un momento, ¡las ondas cerebrales de la señorita Jerez fluctuaron mucho!.
La mirada de Luciano era espantosamente sombría. —Si es así, ¿por qué sigue sin despertarse?
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