Roxana sabía que Luciano por fin la creía, así que rompió el silencio, con voz tranquila y suave. —Esto no es una confrontación. Sólo estoy preocupada por el bienestar de Ela. Si es su autismo lo que le hace ser así de extremista, espero que puedas ayudarla llevándola a ver a un profesional para que la apoye y oriente.
Ella había supuesto que Luciano consideraría su sugerencia, pero Luciano inmediatamente respondió secamente: —No creo que haya nada malo en lo que hizo Ela.
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