Mientras tanto, Luciano y Estela iban de camino a casa. Ambos tenían cosas en su mente, y había un silencio profundo en el auto. Estela estaba sentada en la parte de atrás mientras miraba el brazalete hecho de caracolas en su muñeca. Su pequeño rostro se tensó al sentirse preocupada.
―Papi, ¿la señorita Jerez está intentando evitarnos de nuevo?
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread