Luego de colgar la llamada y darse cuenta de que ya casi era la hora, Roxana se dirigió al piso de abajo para preparar la cena de los niños, los cuales se encontraban sentados en la alfombra, jugando con Lego; cuando miraron a su madre, intercambiaron miradas de manera breve, pero no continuaron bombardeándola de preguntas.
―Tengo trabajo que hacer mañana en la noche, así que la tía Magalí les hará compañía, ¿de acuerdo? ―anunció ella a los pequeños y al escucharlo, ellos la miraron desconcertados.
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