Capítulo 378 Sensación de inseguridad
Roxana se quedó sin palabras al verlos tan desanimados. Por fortuna, Andrés y Bautista sabían que su madre tampoco soportaba dejar a Estela. Aunque estaban tristes, pronto se calmaron y continuaron cenando, procurando no decir otra palabra.
Para cuando Roxana terminó de cenar, se le agotó toda la energía. Los niños subieron a descansar, ya que no tenían más ganas de jugar. Mientras los miraba dormir, Roxana acarició sus mejillas y susurró:
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