Cuanto más pensaba en ello, más sentía que su deducción era correcta. En su mente surgió la imagen de Pequeño Pez, que era una joya roja con forma de pez. Supuso que se la había comprado su madre biológica. Teniendo en cuenta lo ocupado que estaba Leo, seguro que no tendría tiempo para ella. Incluso si lo tuviera, lo pasaría con su amante. Cuando este pensamiento pasó por su mente, Hannah no pudo evitar odiar aún más a Leo. Al mismo tiempo, sentía curiosidad por saber cómo era su madre biológica. En ese momento, una débil voz sonó en la sala:
—¿Es cierto lo que acabas de decir?
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