—Está bien... —Ella evitó su mirada—. Mi madre no se encuentra muy bien... Necesita tiempo a solas para descansar...
Vivian mantuvo sus palabras vagas y no mencionó la enfermedad de su madre. Tampoco mencionó las facturas pendientes del hospital. Los ojos de Finnick se oscurecieron. Como hombre de negocios con experiencia, seguro que había conocido a chicas falsas o promiscuas. Las que procedían de familias prominentes siempre actuaban con coquetería y solo sabían apoyarse en los hombres para cualquier asunto trivial. Siempre le pedían dinero o ayuda. Sin embargo, Vivian era diferente al resto. Aunque eran recién casados, ella nunca le pidió nada. En concreto, evitó hacerlo. Su comportamiento distante y frío irritó de alguna manera a Finnick.
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