—¡Tsk! Qué ingenua eres al pensar que no tengo autoridad para hacer nada solo porque no trabajo aquí! —Tras decir esto, el hombre se acercó a Hannah con una expresión mucho más suave. —Vamos. Ignora a estos incultos —dijo con tranquilidad y una sonrisa.
Hannah se sintió sorprendida por las palabras y acciones de Xavier. No esperaba que aquel hombre amable y agraciado tuviera una faceta tan distinta. La tomó de la mano y salió de la habitación mientras todos la observaban con absoluta confusión. Perpleja, Hannah sintió que todo era un sueño.
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