—¿Y qué si soy imprudente? Puedo hacer lo que me plazca —sonrió Luther. Habló sin un rastro de timidez que dejó a Helen sin palabras.
—Es fácil para él decirlo cuando Fabian es el que está pagando por ello —dijo Jason sin rodeos—. Está claro que no le interesa la tetera, así que la revenderá cuando se canse de ella. Después de todo, esta es la forma de pensar que utilizó para prosperar su fortuna.
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