Su irónica declaración hizo que el corazón de todos parara. Todo el equipo sabía que su director no era alguien con quien debiera cruzarse. Su actitud cortés hacia Anderson era, de hecho, considerada como un eclipse solar entre el equipo.
Tal y como se esperaba, al oír la respuesta de Anderson, Jerry puso su vaso con fuerza sobre la mesa, con los ojos brillando de ira. Y aunque Anderson no se sintió intimidado por él, se quedó aturdido.
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