—Finnick, ¿no sabes que nuestra calabacita está muerta? ¿No lo sabes? —Vivian soltó un grito devastador mientras su rostro se contorsionaba de angustia. Su repentino rugido hizo que Finnick guardara silencio.
«¿Ha recuperado sus recuerdos?» Finnick lanzó al instante una mirada de desconcierto al médico, que se apresuró a pedirle que sujetara a Vivian para poder averiguar qué había salido mal.
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