Toda la sala de reuniones parecía un cuadro al óleo en blanco y negro. Las paredes blancas como la nieve contrastaban con los trajes negros que se amontonaban en ella y las baldosas grises del suelo. La forma angular de la mesa de reuniones acentuaba el estilo clínico de la empresa. Larry acercó una silla y se sentó con firmeza. Todos los demás abrieron las carpetas que tenían en sus manos y sacaron sus bolígrafos, dispuestos a ponerse a trabajar.
—Creo que todos ustedes han visto las últimas noticias sobre la corporación. El Grupo Alpire ha vuelto a articular ataques contra nuestra empresa delante de nuestras narices. Junto con los incidentes anteriores, nuestras pérdidas acumuladas se elevan a una cantidad descabellada —anunció Larry. Luego se aclaró la garganta antes de continuar—: He anunciado antes no dejar que la historia se repita. Por eso, ante lo ocurrido hoy, quiero pedir disculpas a todos.
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