La subasta abrumó a Vivian de emociones. La forma audaz en que Finnick pujó por el amuleto y cómo siempre acudía a su rescate la conmovieron. Mientras lo observaba sentado en su silla de ruedas rodeado por la multitud, pudo ver cómo todos estaban encantados con su comportamiento. En ese momento, sintió de repente una sensación de seguridad en su corazón. Por fin había alguien que la protegía. Además, el hombre era elegante y lleno de masculinidad. Aunque pudiera parecer frío y tuviera siempre una expresión gélida, la verdad es que tenía un carácter cálido y amaba con gran intensidad. Mientras Finnick charlaba con unos cuantos extranjeros, miró de repente en dirección a Vivian y le guiñó un ojo, lo que hizo que ella se sonrojara de inmediato. Sonriendo, ella agarró el vaso y bebió un sorbo. Mientras su mirada continuaba siguiendo la figura de Finnick, pudo oír a alguien discutiendo junto a otra esquina. Resultaron ser Fabian y Ashley.
Ashley reprendió:
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