Una punzada de lástima apuñaló a Finnick cuando vislumbró las piernas de Evelyn, que se habían arrugado con el tiempo. Cuando llegó al fondo del asunto, era innegable que su error había provocado su paraplejia. Él era la razón por la que Evelyn tenía que pasar el resto de su vida en una silla de ruedas.
—Tu incapacidad es un castigo por todos tus errores. No te perseguiré por lo que pasó ese año. A partir de ahora, estamos en paz. No te debo nada, y tú tampoco. A partir de hoy no tengo nada que hacer contigo.
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