En realidad, Vivian no hizo nada más que compartir su opinión con los padres de Paris. Por aquel entonces, Finnick estaba dispuesto a casarse con ella incluso cuando no tenía la nacionalidad. Así, el amor era lo que unía a la pareja. Asimismo, nadie podía separarlos mientras se amaran.
Cuando se lo contó a Paris, ella sólo le sonrió. En su corazón, no podía estar más agradecida con Vivian. Las dos dieron por terminada la conversación y pronto se sumergieron en el trabajo.
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