Joan fue la primera en resquebrajarse ante las amenazas de Yuri. Era del tipo que no se lo pensaría dos veces para sacrificar su vida si con ello mantenía a su bebé a salvo.
—¡Bien! ¡Es reconfortante ver lo mucho que quieres a tu bebé! Ahora, retrocede y déjame salir de aquí, ¡a menos que quieras verlo sangrar! Aunque no estoy seguro de cuánta sangre puede permitirse perder —se burló Yuri. Su tono era frío como el hielo, y sonaba como si de verdad fuera a matar a su hija.
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