Sus pupilas se estrecharon al escudriñar la expresión de Megan.
—Por supuesto. Conozco el hermoso orfanato de Queenston. Quería vivir allí; era precioso —Megan se levantó y se sacudió el polvo de los pantalones. Puso la expresión más inocente que pudo reunir al recordar el orfanato encantador de aquel pequeño pueblo.
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread