Sabía que no era una mera coincidencia, y que él debía estar detrás de la extraña disposición de los asientos. Por otro lado, Finnick estaba confundido por su mirada, pero se dio cuenta de la razón que había detrás cuando vio la tarjeta de embarque arrugada en su mano.
—¡Oh! ¿Resulta que estás sentado a mi lado? Qué casualidad! —exclamó.
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