—No, Larry. El niño es tuyo también. Eres el padre biológico. No puedes quedarte fuera de esto. ¡Quiero demandarla por el asesinato de mi hijo y el robo de mi hombre! —chilló Gabriella.
La enfermera que pasaba por allí saltó asustada ante la repentina explosión de la voz de Gabriella.
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