Soportando su dolor de hombro, Jory siguió viendo la competición con Nancy. Los siguientes partidos estuvieron llenos de sorpresas y emoción. Fue incluso más intenso que el partido de Jory. Incluso el propio Jory tuvo que admitir que todos los concursantes eran muy hábiles. Al poco tiempo, le llegó el turno a Nancy. Era la primera vez que estaba tan nerviosa en un concurso; le sudaban las palmas de las manos. Jory se dio cuenta de que Nancy estaba más callada cuando se acercaba su turno. Pensando que debía estar nerviosa, la rodeó con un brazo en un intento de calmarla.
—No tengas miedo. Estoy aquí para ti. —Su dominante proclamación contrastaba con su apariencia infantil. Nancy se soltó de su brazo y volvió a discutir con Jory como siempre. —¿Yo? ¿Miedo? Ah! Solo me preocupa que mi competición se alargue, haciendo que la gente pierda su hora de comer y de merendar.
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