Hannah no pudo evitar negar con la cabeza. «¿Entregar el documento? ¿Qué hay que entregar? La empresa de Xavier no tiene ningún producto nuevo que lanzar, y solo me ha llamado por cuestiones personales... Ah, no importa. Se lo contaré cuando llegue el momento», pensó. Sacó su teléfono del bolsillo y llamó a Lyna poco después. Había guardado su número en el hospital.
—Hola, ¿habla Lyna? —preguntó Hannah con una sonrisa, aún ajena al hecho de que Lyna era la culpable de haberla herido una y otra vez.
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